Hideto Takarai [寶井 秀人]

• Descripción física:

De estatura promedio, tez blanca casi pálida, piel suave y tersa, producto de su innata vanidad, tiene una complexión delgada y rasgos femeninos, de toque andrógino, delicado. Rostro ovalado y de características infantiles, además para ser japonés, tiene los ojos grandes, poco rasgados de color miel (que en situaciones violentadas se tornan escarlatas), lo que lo hace parecer occidental; su cabello es largo, oscuro y ondulado, aunque es de su agrado los cambios de look, se mantiene en ése perfil; labios carnosos y rosados, nariz pequeña y redonda, manos delgadas de movimiento grácil. Todo su cuerpo entra en armonía con la naturaleza de su ser, niño, hombre, demonio enervado, y deidad femenina a fin de cubrir sus caprichos. En un arrebato de rebeldía se tatuó alas de ángel en la espalda y se colocó un piercing en el ombligo.


• Descripción psicológica:

Posee una colorida diversidad de rasgos en su persona, dependiendo de con quién se encuentre. Tranquilo, relajado, coqueto y rebelde, un tanto depresivo. Comprensivo, sabe escuchar. Reservado, bromista, divertido. Suele ser hiperactivo; hablador constante si está aburrido y es capaz de hacerlo notar de la manera más desesperante posible, llegando a ser irritante en ciertas ocasiones; procura ser feliz la mayor parte del tiempo, en lo que respecta siempre sonríe, si es para sí mismo, mejor; de carácter paciente y muy por sobre todo tolerante a cualquier situación, por lo que es muy difícil encontrarlo enojado, sus berrinches son tema aparte. Tolerancia limitada al alcohol. Fanfarrón innato acerca del licor, pero suele embriagarse rápido y ponerse feliz, consecuentemente tiene diarrea verbal y se pone mucho más hiperactivo que nunca. Caprichoso. Por mucho que se esmera no puede evitar ser caprichoso gran parte del tiempo, es muy esforzado en las cosas que quiere, de carácter frágil cuando no entiende algo y se fastidia por lo mismo, suele tener conversaciones que no tienen sentido para nadie, tan solo para él mismo. A pesar de ser muy positivo, alegre, dulce y anímico, se pone muy nervioso y tímido al momento de hablar con un desconocido o con alguien que le parece imponente, sin embargo por la misma razón gran parte del tiempo trata de mantener un carácter sobrio y prolijo. Las actitudes infantiles desbordan en sí cuando encuentra a alguien de confianza, pero ojo, eso no lo hace a cuidado, se deja llevar inconscientemente cuando entra en confidencia y deja salir todo de sí; quizás tenga un aspecto demasiado infantil, pero desde luego que entiende bien las cosas. Es muy emocional y sensible, algo muy simple es capaz de hacerle daño en ámbito sentimental. Lo siente todo y con demasiada violencia, en muchas ocasiones en que la gente le habla no presta atención, debido a que suele ponerse a pensar cosas o a cantar una canción en su mente y se distrae con facilidad. Incluso siendo muy alegre, es fácil deprimirlo debido a lo sensible que es. Cuando se deprime, suele estar callado, cabizbajo y tranquilo. Es muy desconfiado de quienes no conoce y por ende, temeroso, en momentos en los que se encuentra asustado simplemente guarda silencio y se convierte en un pseudo ser automatizado.


• Gustos:

Le gusta jugar con autos a control remoto y los Videojuegos: Biohazard y Tomarunner, le gustan las historias de: Nekojiru, Monster,Nana, Death Note, Doraemon, el color negro, el plateado y el blanco, así como las flores de sakura y las de naranja; le gusta leer y escribir. En comida Curry y Ramen, sandía. Ama caminar, en su pasado anhelaba ser artista, pero debido a su daltonismo se limita a dibujar. Ama las películas y novelas de terror. Cantar, tocar la guitarra. Artista/Banda favorita: Marilyn Manson, Billy Joel, Radiohead, BAKI, Cranberries, David Sylvian.


• Disgustos:

Detesta que las personas usen indirectas, no es muy atento así que le cuesta entenderlas. Detesta que lo subestimen, es capaz como todos y nadie puede decir que no sin ponerlo a prueba.
Detalles Extra: Colecciona cristalería azul, le encantan los gatos pero es alérgico, aunque de vez en cuando con ayuda de unas Loratadinas los persigue. Solía cocinar comida china, su favorita, pero se le ha olvidado un poco.



• Talentos & Poderes:

Suele aparecer como una luz de fuego, incluso como un pájaro de fuego, ergo, tiene dominio del elemento. Lo más esencial con base en su naturaleza, es su capacidad de adquirir distintas formas humanas, es decir, es capaz de tomar la forma de algún pariente muerto demasiado lamentado, o de algún amante o ser deseado (maestro del engaño). Tiene la capacidad de entrar en casas a través de las chimeneas y los ojos de las cerraduras; dependiendo de su víctima, es capaz de maldecirlas o agraciarlas con fortuna no sin antes cobrar aprovechándose de ellas, bebiendo su sangre para alimentarse, y sometiéndolas a su voluntad.




• Curiosidades:

Detalles Extra (Historia-Rol): Ama las aves, tenía una que rescató un día en el parque con el ala rota, pero la dejó volar libre poco tiempo después de que se curase, aún conserva la jaula en la que la albergó y aunque anhela tener un ave de nuevo nunca se anima a comprar otra. Detesta estar solo, pero a la vez le encanta tener tiempo para sí mismo y pintar (siempre en monocromía para no complicarse con los colores).


• Historia:

No supo a ciencia cierta cuánto corrió… tan sólo desfalleció de rodillas y su última visión, fue él. Un ser oscuro y que infundía temor, helaba la sangre y oprimía el corazón con su sola presencia. Allí, de rodillas, empapado, desgraciado y agotado; la oportunidad de su vida de encontrar un lugar en el que pudiese llamarse normal, incluso vulgar por ser inferior pero de la misma clase, raza, vivir en paz… o lo que fuese que pudiese asemejarse a una vida tranquila y “en libertad”. Pero, ¿cómo había llegado eso?

Su primer recuerdo fue la imagen vaga de un portón.
A sus doce años tenía la vida normal de cualquier niño: jugaba, estudiaba, hacía travesuras y tenía sueños. Pero desde muy pequeño tenía la habilidad de aparecer en lugares distintos sin ser visto, al jugar era capaz de esconderse en habitaciones cerradas por fuera, o tomar dulces de cualquier lugar sin ser visto.
A los trece los cambios en su cuerpo fueron distintos a los del resto, a diferencia de los otros niños, él no desarrollaba rasgos fuertes, típicos de un varón. Sus ojos eran grandes y no parecía japonés.
A los catorce tenía síntomas extraños, casi siempre se sentía enfermo. De vez en cuando, cuando la fiebre lo tomaba algunas personas solían confundirlo con otros y otras, lo confundían con sus hijas e hijos fallecidos, esposos, esposas, novias, amantes, hermanos y hermanas y un sinfín de personas, incluso sus mismos amigos solían tener episodios delirantes en los que solían ver a alguien distinto y confesaban sus secretos.
A los quince su mundo cambió por completo. Secuestrado en una Van negra de vidrios polarizados, le arrebataron la vida como la conocía hasta entonces, y descubrió su origen; lo suficientemente drogado para no moverse, pero no para dormir, escuchó la conversación de los extraños sujetos que lo llevaron a un lugar deshabitado y conversaban entre ellos de los planes que tenían, y escuchó, toda la conversación mientras recobraba la movilidad. Él era tan sólo el hijo bastardo producto de un extraño ritual para invocar a Liderc, un demonio quien violase a su madre biológica, y ahora lo que necesitaban de él era su sangre, su vida entregada a voluntad a cambio de calmar el furor del mundo oscuro que despertaran años atrás, mundo para el cual él debía ofrendarse para cumplir el destino que le era impuesto, pero Hideto no estaba dispuesto a morir…
Lo sujetaban por los brazos y piernas intentando sedarlo nuevamente, como hicieran cuando lo secuestraran, pero ahora era casi imposible sostenerlo tras la revelación de su pasado y en un arrebato de ira y terror, su cuerpo desató el caos a su alrededor, pronto todo comenzaba a arder, la van se convirtió en el infierno mismo y todos quienes estaban dentro terminaron por combustionarse. Excepto él.
Borró el mal recuerdo de su cabeza, como si fuese un sueño loco y empezó de cero.
Conservó su sueño de ser artista y viviendo según podía logró darse pie para entrar en una academia a los dieciocho, sin embargo no era capaz de distinguir los colores al igual que los demás, y tuvo que renunciar a ello.  Con veintidós años, su vida dependía de los suburbios, de tocar la guitarra y atender un bar a medio tiempo, con todo disfrutaba de una vida holgada, en veces moderada, pero feliz, rindiéndose ante sus propios caprichos y placeres hedonistas, regodeos en favor de su vanidad y ego.
Aquella noche, después de terminar su turno y tocar junto a una de las bandas para las que tocase la guitarra como roadie, lo invitaron a beber, como era usual, exceptuando que ahora tenían más compañía, unos tipos de otra banda se les habían unido, y éstos nuevos amigos traían sorpresas para el grupo. Bebieron cuanto licor pudieron pagar y llenaron la mesita del pub donde estaban con varias botellas de cerveza, todos subidos de tono apenas dilucidaron la sorpresa de quienes les acompañaban; pequeños sobrecitos de polvo blanco fueron repartidos y cortados, pasando de mano en mano junto a un tubito de papel para aspirarlos. Cuando llegó el turno de Hideto, con torpeza y abandono de cordura total, aspiró. Minutos después se encontraba bailando entre un tumulto de personas, meciendo su menudo cuerpito al son de las vibraciones acústicas que llegaban con tosquedad a sus oídos, el pandemonio se cerraba entorno a él y ni lo advertía, tan sólo afloró su ser natural dejándose llevar por labios duros que le ofrecían caricias groseras a su boca y cuello; su cuerpo era acariciado por igual por hombres y mujeres, manos delicadas y rudas, besado por labios delgados, carnosos, riendo con sorna mientras alguien trataba de subirle la camiseta ajustada que traía para llegar a su abdomen, el calor aumentaba, y nadie percibió lo que ocurría hasta que uno de los presentes, partícipes de la pseudo orgía manifestada sintió sus manos arder, aún narcotizado sintió dolor, y no sólo en sus palmas, sino en el cuello al ser mordido por el chico en sus brazos… Hideto estaba ardiendo, literalmente, ardía, se quemaba, lo mordía y succionaba los hilos de su sangre cual si fuese un vampiro, y quienes estaban a su alrededor empezaban a sofocarse, los más cercanos percibieron con horror el cambio de coloración en sus ojos y el carmín apoderándose de ellos, derivando al escarlata mientras un manto de llamas se levantaba ante él. Y es que tonto e insensato, había preferido negar su pasado y convertirlo en una pesadilla que ahora le tocaba vivir; quizá de haber explorado sus poderes antes, de adiestrar sus habilidades bastardas heredadas por un demonio incubo, ahora hubiese podido dominar lo que la droga despertó de su inconsciente y el terror se hubiese podido evitar, pero no.
Gritos y vociferaciones se oyeron por todo el local, estalló el caos y no faltó quien atinase a desenfundar un arma escondida y disparara en su contra, otros que horrorizados le arrojaran todo cuanto había por lanzar en el local, botellas, licor —imprudente decisión que alimentaba las llamas—, cuchillos, y demás; algún listo echó agua, y otro par le siguió encontrando el líquido elemento de quién sabe dónde  para apagar el fuego. Hideto era una parodia de Carrie, empapado por completo y confundido, temblando de frío, aturdido, era la representación misma del ridículo para un ser de su naturaleza, pero ni él mismo era capaz de aceptarse tal cual era, y huyó… Perseguido por los mismos locos con armas de antes, tiritando, con la ropa ajada y tanteando en lo oscuro de las calles hasta llegar al estacionamiento para robar una motocicleta y huir más lejos de la ciudad incluso.
Por la madrugada llegó a un lugar extraño, donde la una amenaza era la maleza entre la yerba silvestre, y dejando atrás la motocicleta se adentró más entre un espeso bosque que había por delante, guiado por su instinto, hasta que la noche cayó y estaba rendido para caminar, una torrencial lluvia lo cubrió por completo todo de la mano de la noche y allí… lo encontró.
No supo a ciencia cierta cuánto corrió… tan sólo desfalleció de rodillas y su última visión, fue él. Un ser oscuro y que infundía temor, helaba la sangre y oprimía el corazón con su sola presencia. Allí, de rodillas, empapado, desgraciado y agotado; la oportunidad de su vida de encontrar un lugar en el que pudiese llamarse normal, incluso vulgar por ser inferior pero de la misma clase, raza, vivir en paz… o lo que fuese que pudiese asemejarse a una vida tranquila y “en libertad”, sin reprimir el extraño poder heredado que escondía. Bastó unas palabras, y sin siquiera pensarlo murmuró un sí.
—Sí… Sí —jadeó agotado y con frío, débil en su condición semi humana. —Acepto… el castillo… por favor —balbuceó y fue todo.
Despertó ya establecido en aquel lúgubre recinto que fungía como refugio para seres como él, y ahora comenzaba de cero, otra vez, en otra vida, en su verdadera vida, con su verdadero yo.